El corazón como que se estruja un poco cuando llueve y tienes que permanecer en casa por días. Ves una película, no te motiva, empiezas a leer un libro y tampoco en ese momento cautiva tu interés, abres el refrigerador cada dos minutos como si tuvieras un hambre que devoraras un elefante si estuviera delante de ti y al final recuerdas que no puedes ir al gimnasio, que la dieta… en fin, terminas tirada en la cama, mirando al techo en pose meditativa.
Pero eso es por poco rato, en cuanto cesa un tin la lluvia tomo mi cámara y salgo a captar imágenes de mi barrio. El río Guamá creció mucho en la noche pero ya volvió a su cauce; el cielo está gris, se extraña el sol que le da más color a todo, y hasta me pregunto si las esculturas del parque sentirán frío con tanta humedad.
La lluvia se antoja caprichosa, hace crecer la enredadera como si quisiera llegar a lo alto del cielo a través de los cables de la electricidad, y la gente anda presurosa por llegar a su destino como si el tiempo se acabara.
Si pudieras darle palabras a tus fotografías..poeta…