Muchos ciclones, huracanes, tormentas tropicales y todo tipo de eventos climatológicos sufrí mientras vivía en Río Seco, San Juan y Martínez y mucho más triste era cuando el río San Sebastián crecía y había que abandonar la casa. Ahora desde Pinar del Río veo las imágenes de ese mismo río y se me estruja el corazón.
Odio la lluvia, odio los ciclones, los huracanes…pero también me enorgullece la energía de mi pueblo, que rápido se activa para minimizar los daños. Aquí como en ninguna otra parte, en cualquier casa se alojan los vecinos hasta que pasen los efectos del ciclón y comparten lo que haya de comida entre todos.
He visto en imágenes y videos casas inundadas con las crecidas de los ríos, fundamentalmente el Cuyaguateje, árboles caídos, derrumbes de viviendas, pero ya en Pinar comienza la recuperación, y con esta finalidad las brigadas de linieros laboran en los diferentes municipios para que la electricidad llegue a todos los hogares.
Un amigo ayer me decía por facebook que los ciclones y huracanes se ensañan con Pinar, y eso es cierto,pero la naturaleza se encarga de restablecer su orden y los pinareños ya estamos nuevamente en combate.
Oasis de isa 