La elección

La elección
La elección

Mi perro fue el que me eligió a mí, no yo a él, como la mayoría de la gente piensa. Llegó una mañana cualquiera enamorado de mi perrita Lucy y decidió quedarse para siempre. Mi hija dice que quizás le gustó la sombra de los árboles o el revoloteo de las mariposas, pero sé que el motivo principal fui yo.

Pulgoso, por que así lo llamé desde el primer día, permanecía rondando la casa hasta que una noche sentí lástima y le eché comida en el patio. Su largo hocico olió mi mano, mis piernas y fue como si me hubiera conocido de toda la vida.

Ahhh , que por qué lo llamé por ese nombre? Pues, los huesos de su esqueleto se veían sin necesidad de rayos x y toda su piel estaba llena de pelados y rozaduras. Ahí fue cuando pensé: “Si se va a quedar en casa debe estar sano y limpio, pero Pulgoso como perro viejo que es solo le interesaba el agua para tomarla, así que cuando le dije  “vamos a bañarte me miró con tristeza  dejó escapar un ladrido.

No quería bañarse pero resistió el cosquilleo del agua y el olor al jabón hasta que salió corriendo y fue a revolcarse en la tierra, sumando nuevos colores a su pelo carmelita y blanco.

No me molesté con él, pensé en el miedo que le tengo al baño en el tiempo de frío y por eso lo dejé tranquilo.

Henry, el veterinario me ayudó a desparasitarlo y solo recibió a cambio  los ladridos enfurecidos y el desprecio que muestra cuando lo ve venir a lo lejos.

Pero Pulgoso es un perro muy caprichoso, no entiende que hay lugares a los que no se puede entrar e insiste en acompañarme los sábados cuando voy a impartir clases a la Universidad. Soy la risa de mis colegas cuando empieza a ladrar porque tiene pavor a las escaleras y hay que cargarlo hasta la tercera planta para que deje la algarabía.

El otro día decidí ir a la inauguración de una cafetería cercana a la casa y tal parece que Pulgoso adivinó mis pensamientos, esperó que casi estuviera llegando al mencionado lugar y apareció por arte de magia, moviendo la cola como un gran abanico.

Una tarde al llegar del trabajo no lo encontré y confieso que la tristeza me invadió, pero esa sólo fue otra de sus ocurrencias, pues a los dos días regresó dando saltos de alegría. ¿Dónde estaba?: No lo sé. A cada rato se pierde y creo que tendré que hacer como él y seguirlo hasta descubrir su otro paradero.

Mientras tanto, Pulgoso sigue alegrando mi vida y pueden estar convencidos que aún muchas historias relacionadas con él tendré que contar.

9 comentarios en “La elección

  1. Cuanto amor!
    Sabes que? Me haz hecho llorar.
    Me hiciste recordar un perrito que tuve de niño en Cuba y un dia se fue y no volvio mas, siempre le recuerdo y daria lo que no tengo por que fuera como » Pulgoso» que se va y regresa moviendo la colita…
    Mi Negri se fue y no volvio mas, quiera Dios que haya sido por amor a una perrita y no por lo mas feo…la muerte.
    No te conozco, pero este texto te descubre toda como persona y tu corazon lo abre lleno de amor a todo aquel que te lea.
    Fui de nuestra ciudad, camine por las calles que hoy caminas. Amo a mi gente, mi cultura…mis recuerdos.
    Gracias.

  2. Esta historia de Pulgoso me ha encantado vivo en Francia y soy cubana.Desde nina me crie con animales,gatos, perros,pajaros.Aqui tuve un perrito llamado Angelo muy carinoso yo sabia cada cosa de el,me mostraba sentimientos increibles,de amor, de amistad fue un gran amigo,el dia 24 junio 2011 despues de estar junto a mi durante10 anos, se me murio, de la noche a la manana,ha sido para mi un golpe muy duro, sufri muchisimo,me he ido recuperando, pero jamaz lo olvidare.He decidido que el proximo perrito que tenga sera como Pulgoso, aparecera solo yo lo espero.

  3. Señora Perdigón:
    La foto que acompaña a esta enternecedora crónica la usé para ilustrar las impresiones que usted gentilmente me envió por Facebook sobre la blogosfera e iba a compartir con los participantes en el encuentro de Pinar el 15 de marzo y que yo, sin perimiso suyo, me atreví a replicar en mi blog Solbayamo. Disculpe tan descarada atribución, pero no podía dejar pasar algo que tuviera que ver con un perro. Yo los adoro.
    Saludos,
    Armando Yero La O
    Bayamo.

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